Los hongos son seres vivos de una variedad y apariencia muy particulares. Una vez que comienza uno a darse el trabajo de encontrarlos, observar con atención sus características y fotografiarlos, crece un interés que paulatinamente, se transforma en una adicción bajo tierra.
Ir reuniendo las diferentes especies en la colección, para armar un fungario fotográfico es un pasatiempo más divertido de lo que parece, te permite estar en contacto con la naturaleza y tener aventuras en lo salvaje.
Ramaria flava más conocido como changle, un hongo comestible con forma de coral amarillo, fotografiado en las cercanías del lago Caburgua. 50 mm | F2.8 | 1/160 | ISO 200
Lo que normalmente es fotografiado suelen ser cuerpos fructíferos de estos, estructuras reproductivas que tienen un tamaño apreciable a simple vista.
Es común que se asocien con la clásica forma de una callampa, un sombrero redondeado anclado al suelo por un fuerte y largo tallo, bajo este sombrero se esconden finas hojas alineadas unas a otras, las lamelas, pero en realidad existen formas, texturas y colores de gran variedad que no caben dentro de esta descripción, llevándonos varias sorpresas por lo espectacular que llegan a ser.
Encontrando la Belleza Oculta
Los hongos pueden crecer en diferentes lugares y condiciones climáticas, dependiendo de la estación del año y el lugar donde los estés buscando, habrán algunos que encuentres con mayor frecuencia. Los meses de otoño generalmente suelen ser especialmente buenos para buscar hongos en zonas del centro y sur de Chile. Otros meses suelen ser más adecuados para buscar hongos en la zona norte.
Ejemplares de Trametes versicolor, un hongo conocido también como cola de pavo por sus colores y formas que se asemejan a la parte del ave. 50 mm | F3.2 | 1/200 | ISO 400
¿Dónde Buscar?
Los ecosistemas complejos como bosques, parques y naturaleza en general son excelentes lugares para ir en búsqueda de hongos.
En el recorrido para fotografiar hongos, encontrarlos dependerá del buen observador, algunos de ellos residirán en el suelo, en tierras cercanas a especies de árboles específicas, otros preferirán la madera, creciendo en la corteza de árboles vivos o muertos, hojas en descomposición, y en ocasiones crecerán en estiércol animal e incluso insectos.
La cuestión es estar observando de forma constante el suelo y los alrededores para encontrar alguno, ya que no siempre tendrán el tamaño ni el color que los haga resaltar de todo lo demás.
¿Qué necesito para fotografiar hongos?
Como ya se hicieron una idea dónde encontrar algunos sujetos, ahora queda saber qué será necesario para fotografiarlos. Moverse en los hábitats donde residen los hongos puede ser desafiante, muchos de ellos se encuentran en bosques y lugares de acceso más limitado, recorrer estos sitios será más cómodo si vas con equipo ligero.
Mi preferencia personal es utilizar una lente de una longitud focal más bien estándar (50mm), dado que permite dar un buen balance entre el sujeto y su entorno, además que su tamaño suele ser reducido y de bajo peso. Si cuentas con un objetivo que posea una buena capacidad macro, será de gran ayuda para obtener las mejores fotografías.
Ya que, recorrer estos ambientes siempre expone el equipo a los diferentes elementos de la naturaleza, un objetivo que sea sellado contra estas condiciones sería lo ideal.
En cuanto a Iluminación
La mayoría de los hongos crecerán en lugares más bien sombríos, en condiciones de luz fuera del contacto directo con el sol y por lo mismo será recomendable tener la flexibilidad de una lente de apertura brillante desde 2.8 o menor.
Es muy común que al encontrarse en estos sitios oscuros, nos veremos obligados a bajar la velocidad de obturador para evitar fotos con demasiado grano por un ISO elevado, y si no queramos que salgan los detalles poco nítidos, el trípode podrá facilitarnos esa tarea.
Este último, si es liviano y pequeño, nos permitirá tomar las imágenes que necesitemos además de recorrer la naturaleza en nuestra búsqueda fúngica sin vernos complicados por su transporte.
Algunas especies son muy pequeñas y para poder tener una profundidad de campo acorde al sujeto que estamos fotografiando la apertura deberá estar bastante cerrada. Los hábitats oscuros y su tamaño hacen que sean particularmente desafiantes de registrar si no contamos con un trípode a mano. 50 mm | F2.8 | 1/125 | ISO 100
¿Fotografiar a pulso es una opción válida?
Sí, sin embargo capturar a los hongos en lugares de baja luz, con sólo la ayuda de nuestras manos podrá tornarse difícil, por lo que recomiendo apoyarse en algún tronco cercano, el suelo, o bien asistirnos de la estabilización interna de cuerpo y/o estabilización óptica, cuidando en ambos casos de mantener la mayor firmeza posible.
Como última opción, en caso de que no cuentes con algún soporte para tu cámara y debas bajar demasiado la velocidad del obturador es recomendable disparar ráfagas de varias fotos a medida que vas disminuyendo la velocidad del obturador. Luego, al revisar las imágenes, puede que alguna de toda la ráfaga haya salido increíblemente nítida.
¿El arte, la ciencia o una mezcla de ambos?
Así como cualquier registro de la naturaleza, podemos encontrar perspectivas y formas de capturas que permitirán expresar el lado artístico de la fotografía.
En el caso de hongos que crezcan a ras de suelo, por ejemplo, capturaría dejando nuestra cámara lo más cercano a la superficie, esto nos dará una perspectiva del sujeto, dependiendo del énfasis que se quiera dar a la especie podremos utilizar aperturas más abiertas, que nos permitirán dar un bokeh interesante del ambiente en el plano anterior y posterior del sujeto.
Quizás nuestro interés sea más científico, si lo que nos interesa más es la documentación de una especie y sus características de forma rigurosa, capturar el ambiente donde se encuentra el hongo es igual de importante, en este caso aperturas más cerradas y profundidades de campo amplias será la preferencia.
Un hongo del género Morchella, difícil de encontrar en la naturaleza por sus colores que se confunden con su entorno y de apreciado valor gastronómico. 50 mm | F3.5 | 1/640 | ISO 160
En la documentación de una especie los tamaños son complicados de representar y dimensionar con una sola fotografía, para estos casos se hace necesario tener una escala como referencia, incluir una regla o escuadra en las cercanías del hongo o bien improvisar con otro objeto, como puede ser una moneda.
Algunas cámaras nos permitirán asociar las imágenes que obtengamos a la ubicación GPS donde fueron tomadas mediante una etiqueta geográfica o Geotag. Con esto podremos consultar las propiedades de las fotografías para saber la locación exacta donde se encontraba la especie, información especialmente útil si queremos compartir el hallazgo con otros interesados o regresar en una nueva temporada para tener más probabilidades de encontrar a este hongo.
Serán muchas las veces en que tras fotografiar un hongo, no tendremos idea de cuál es. Si estás interesado en identificarlo será recomendable que tomes varias fotografías de la especie que incluyan diferentes detalles, además del ambiente donde se encontraba.
Algunos libros de hongos son guías de campo que tienen información e imágenes que nos ayudarán a reconocer a la especie al comparar nuestras fotografías. Este puede no ser el método más preciso, pero es al que podrás recurrir con mayor facilidad y rapidez, ya que la otra opción será consultar a expertos en el tema para identificar tu sujeto.
Fotografiar hongos puede ser desafiante y didáctico, como resultado podemos obtener hermosas imágenes de la naturaleza, pero además de ello, las experiencias y emociones de las aventuras son una recompensa valiosa que puedes atesorar al ir incrementando tu propio fungario fotográfico.