Originalmente este post iba a explicar el porqué de crear este sitio, pero me metí de cabeza en muchas ideas que no pensaba escribir, así que lo que iba a ser un solo post ahora serán dos (El segundo ya vendrá). Como será mucho texto, iré compartiendo algunas fotos que no he subido a ningún lado y prometo que los futuros no serán así de largos así que no salga corriendo.
El Vacío
Ponte en esta situación. Vas a salir de viaje o paseo a un lugar nuevo para hacer fotografías. Estudias un poco del lugar donde vas, preparas tu equipo, eliges las ópticas que vas a llevar, filtros, baterías, trípode, etc. Llegas al lugar y empiezas. Le dedicas la jornada completa a realizar fotografías. Expones tu equipo a la luz, al agua, al barro y los golpes. Vuelves a tu casa. Secas y limpias tu equipo, guardas todo en su lugar, dejas cargando baterías y descargas las tarjetas al computador. Tienes 400 fotografías.
Te sientas emocionado a ver el material recopilado. Dedicas al menos 2 horas para revisar las fotografías y hacer una primera selección. Luego, trabajas toda la tarde para terminar de seleccionar y editar las fotografías que elegiste. Retomas el trabajo la mañana siguiente para darles una segunda mano y exportar. Estás muy feliz con dos o tres fotografías que te gustaron mucho, te sientes emocionado y lo único que quieres es compartirlas al mundo.
Te las envías al celular, las descargas, abres instagram, te tomas el tiempo para redactar una bonita reseña, no te gusta, la cambias, ves como queda. Escribes algunos hashtags y compartes. Comienza la acción. Primera actualización de las notificaciones y 3 likes en los primeros segundos. A los pocos minutos ya van veintitantos y aparecen los bonitos comentarios. Uno que otro comparte tu publicación en sus historias y te ganaste 8 nuevos seguidores solo con una publicación. La dopamina está en éxtasis.
No puedes despegarte del teléfono. Al otro día despiertas, lo primero que haces es tomar tu celular para ver cómo sigue tu tesoro. 170 likes en total y 18 comentarios. UF! Embriagado por la fama, no esperas el momento para poder subir tu segunda fotografía y que te llamen de la BBC para participar de Planet Earth IV. Entonces, haces lo mismo. Descargas la fotografía al celular, abres instagram, reseña, hashtags, compartir. Pero esta vez algo extraño pasa.
Quizás no la compartiste de forma correcta o tu internet está fallando. Pero no. Actualizas una vez más y luego de 5 minutos recién aparece el primer like. Pero cómo puede ser, si hice lo mismo que ayer. Quizás fue la hora, quizás fueron los hashtags, quizás escribí algo demasiado tonto en la reseña, quizás la foto es mala. En total 38 likes, ningún comentario y 4 seguidores menos. Un fracaso.
La hegemonía de las RRSS
Hoy día con la revolución digital todo el mundo tiene acceso a una cámara y cuando tomamos una fotografía, estamos entrando a una galaxia donde nuestra foto es una estrella más de las miles de millones que hay dando vueltas y lo primero que hacemos es publicarla en Instagram. Probablemente la plataforma que recibe mayor cantidad de publicaciones por segundo.
Una plataforma que además con sus cambios de algoritmo nos lleva a territorios cada vez más inhóspitos, obligándonos a hacer cosas que muchos no queremos hacer con tal de recibir el deseado estímulo de las notificaciones. Quien sí se adapta, quien sí logra hablar su lenguaje, independiente del discurso o de la calidad del contenido, es quien se glorifica con el éxito de la influencia. He visto muy buenos y buenas fotógrafas con un hermoso y delicado trabajo que no tienen más de 800 seguidores, al mismo tiempo que veo cuentas con muchas carencias técnicas o de contenido con más de 10 mil.
Instagram además tiene la osadía de jugar con nuestra dependencia a los globitos rojos poniéndole precio a los likes. Muchas personas terminan pagando a la aplicación para promocionar una simple publicación o una cuenta, sin tener necesidad de vender un producto, es decir con el solo fin de saciar su deseo a los posibles estímulos que recibirá de vuelta.
Después de todo esto quizás no sea el único que queda sin muchas ganas de compartir algo por las redes. Huérfano de un espacio donde dar a conocer el trabajo propio sin necesidad de someterse al estrés y la ansiedad que genera Instagram. Qué sentido tiene entregar algo que nos ha costado tanto trabajo, tiempo y dinero a un espacio tan efímero y cortoplacista como esta plataforma.
Sobre todo cuando la mayor parte del tiempo lo hacemos sin un fin comercial, sino como una forma de expresión, de transmitir un mensaje o de impactar de alguna manera con nuestro trabajo. Y al entregarlo a esta, finalmente es como tratar de mover una montaña tirándole piedras.
Siempre como un medio, no como un fin
Definitivamente no todo es malo con el Instagram y las RRSS. Y el aprendizaje de todo esto es que en el momento en que estas se convierten en el fin de todo, es cuando caemos en el vicio. Porque terminamos ajustándonos a las normas que ellas nos dictan y todo el contenido que vemos comienza a parecerse.
Comenzamos a ver el mismo estilo en los colores, en los formatos, en la composición, en los videos, en la música, en la ropa y en las poses. ¿Cuántas veces vimos la foto de una persona disminuida por su entorno, con un impermeable amarillo parada en la mitad de una calle rodeada de un bosque húmedo con tonos azulados? Le invito a revisar las cuentas de sus contactos influencer y contarlas.
Por otro lado, dándole el uso adecuado, Instagram puede ser una tremenda herramienta al conectar a millones de personas en un solo espacio. En este caso se convierte en un excelente canal de comunicación en el cual podemos transmitir nuestro mensaje hasta donde queramos. Por eso es un medio y no un fin. Incluso yo probablemente pagaré alguna publicidad en esta para promover este sitio.
Todos y todas las grandes fotógrafas de naturaleza que admiro están en Instagram, pero esta plataforma representa la punta del iceberg de todo lo que hacen en su vida profesional. Estoy seguro que si de un día para otro Instagram desaparece, ellos y ellas seguirán funcionando tal cual estaban antes. En el momento que sientas que sin esta plataforma se acaba tu carrera, es cuando deberías cuestionarte si realmente la fotografía es lo que te apasiona.
La invitación
Con esto no quiero pretender que mi trabajo sea inigualable y más digno que todos de exponerse en los mejores museos o espacios del mundo. Todo lo contrario, me declaro constantemente en estado aprendizaje y crecimiento artístico y profesional. Ni tampoco espero que se entienda como una crítica a quienes usan diariamente estas plataformas para desarrollar su trabajo. Si les hace sentido, si logran encontrar un fin en estas y además empatizan fácilmente con su lenguaje, felicidades por ustedes, porque han encontrado una excelente forma de darse a conocer y además conseguir clientes.
Jaymi Heimbuch dice que lo más importante no está en la fotografía, sino en lo que hacemos con ella. Y si ahondamos un poco en esta idea, quienes sentimos pasión por la fotografía y el cine, y tenemos la necesidad de transmitir un mensaje a través de estas herramientas, debemos buscar la manera de asomarnos un poco más arriba sobre el universo de contenido que hay en internet.
En mi caso, estoy comenzando a redactar este sitio, donde pienso ir compartiendo no solo fotografías, sino que historias, relatos, anécdotas o reflexiones acerca de lo que me apasiona de la naturaleza y su registro. Una fotografía por sí sola puede impactar sin duda, pero una historia detrás de esa fotografía puede llegar mucho más lejos.
Y si estás recién comenzando con esta disciplina, la invitación es hacerlo sin referencias en las modas de las RRSS. Trata de encontrar desde el principio tu propio lenguaje y la forma de transmitirlo. Desde la consciencia y la búsqueda de qué es lo que te mueve para aprender fotografía.
Siempre hay algo que nos lleva a esto y ojalá tenerlo bien a mano, porque cuando aparecen las crisis y la ausencia de creatividad, puede ser la guía que nos haga volver y con más fuerza. Y esto no significa intentar buscar respuestas complejas o escarbar demasiado, la mayoría de las veces menos es más.
Les invito a reflexionar en torno a esto y buscar formas de dejar de depender del Instagram para impactar en tu entorno. Si se te ocurre alguna idea, feliz de leerte ya sea en los comentarios o por un mensaje interno. Gracias!